¡Un gran saludo a todos nuestros fantásticos lectores! Como ya es habitual he redactado esta nueva reseña enfocándome en resaltar distintas obras del mundo de la animación que merecen ser mencionadas como verdaderas joyas del rubro, y es que por uno u otro motivo éstas logran perdurar en el tiempo convirtiéndose así en clásicos que se alzan por encima del promedio de una manera clara.
Para esta ocasión he decidido traerles una radical cinta que pretende cuestionar los alcances e implicancias del llamado “mundo onírico” (plano mental en donde se desarrollan nuestros sueños) y como podemos llegar a conocer nuestro verdadero ser a través de nuestras respectivas representaciones de la realidad. Es un placer dejar junto a todos ustedes a…¡”Paprika“!
Estrenada en el año 2006 a manos del renombrado estudio Madhouse y junto a la magistral dirección del lamentablemente fallecido Satoshi Kon, esta película nos sitúa en un futuro cercano, dentro del cual se ha desarrollado una innovadora terapia psiquiátrica que abarca la exploración de los sueños a través de un notable aparato llamado “DC mini”, gracias al cual es posible observar e incluso navegar a través del subconsciente de los pacientes.
Atsuko Chiba, la doctora encargada del proyecto utiliza esta tecnología para tratar a diversos pacientes más allá de los experimentos necesarios para comercializar el producto; a través de su alter-ego onírico llamada Paprika nuestra protagonista explora la mente de variados personajes con el fin de entender el origen de sus diversos síntomas. Los problemas surgen cuando 3 prototipos de la novedosa máquina son robados antes de que el gobierno permita el uso público de aquel dispositivo; es de esta forma como Atsuko junto a su compañero y creador del DC mini Kosaku Tokita deberán desvelar el misterio acerca del crimen y encontrar aquellos prototipos antes de que la situación se salga de las manos.
Técnicamente la obra resalta a muchos niveles, la calidad de animación demuestra una real preocupación por cada detalle y escena particular, junto a esto la ambientación y gama de colores utilizados entregan una visión clara acerca de la diferencia del mundo real (tonos opacos y melancólicos) y el onírico (mundos exóticos y colores intensos) lo que plasma el hecho de que dentro de cada mundo presentado nos es posible encontrar múltiples toques que rompen la monotonía.
Con una duración de 90 minutos la historia transcurre a una velocidad a mi parecer correcta, sin embargo es importante mencionar que este filme no es para todos, se requiere voluntad y mucha atención para entender el desarrollo de los eventos; en especial cerca del final y lo que éste verdaderamente significa. Finalmente la banda sonora creada por Susumi Hirasawa logra englobar todas aquellas sensaciones relacionadas a aventurarse a lo desconocido, y aunque para mi no destaca especialmente, definitivamente cumple su objetivo al reforzar la generación de ciertas sensaciones en los espectadores. Si desean saciar aún más su curiosidad les dejo a continuación un pequeño trailer del filme para su deleite.
Bueno eso es todo por esta ocasión, pronto volveré con más reseñas y quizás algún artículo que abarque diferentes ámbitos a lo ya acostumbrado. Dudas o comentarios son más que bienvenidos como siempre.
¡Hasta la próxima!